Pasta con Pollo y Salsa de Queso
- Rubén Ortiz
- 15 may
- 6 Min. de lectura
Actualizado: hace 19 horas
Tiempo de elaboración: 45min
Dificultad: Fácil
4 personas

¿Buscas una comida reconfortante, cremosa y con un sabor irresistible? Esta pasta con pollo y salsa de queso es justo lo que necesitas. Una receta casera sencilla, rápida y con ese toque de sabor intenso que convierte cualquier comida en un momento especial. Con una textura suave y un aroma delicioso, combina la jugosidad del pollo con la cremosidad de la salsa de queso en un plato que encanta a todos.
La pasta es una de esas bases que nunca fallan: económica, versátil y perfecta para absorber los sabores de las salsas. Y si la unimos al pollo, logramos un equilibrio entre proteína y carbohidratos ideal tanto para una comida familiar como para un plato completo después de entrenar.
Pero lo que realmente eleva esta receta es la salsa de queso, cremosa, sabrosa y muy fácil de hacer con ingredientes que probablemente ya tengas en casa.
Uno de los grandes secretos de este plato está en el punto de cocción de la pasta. No hay nada mejor que una pasta al dente, firme pero tierna, que mantenga su textura al mezclarse con la salsa. Usar una pasta de buena calidad y respetar los tiempos de cocción hará que el resultado final sea mucho más sabroso. Además, si la reservas con un poco del agua de cocción, esa misma agua ayudará a ligar la salsa y conseguir una textura aún más cremosa.
El pollo, por su parte, se cocina con un toque de vino blanco y especias, lo que le da un sabor sutil y elegante. Si se dora bien antes de añadir la salsa, se consigue ese contraste perfecto entre el exterior ligeramente crujiente y el interior jugoso. Es importante no sobrecocinarlo, ya que el pollo puede secarse fácilmente si se pasa de tiempo.
La clave de la salsa está en el queso crema light, que aporta cremosidad sin necesidad de usar nata. Al combinarlo con leche y un poco de queso rallado, obtenemos una mezcla suave y fundente que recubre la pasta de forma uniforme. Puedes ajustar la cantidad de queso según tu gusto: más para un sabor más potente o menos si prefieres una textura más ligera.
La cebolla y el ajo son los encargados de dar profundidad al sabor. Al sofreírlos lentamente, liberan su dulzura natural y crean una base aromática perfecta. Si quieres un toque más fresco, puedes añadir un poco de cebollino picado al final, que además aporta color y un punto de contraste.
Esta receta es ideal para improvisar una comida deliciosa en poco tiempo. En menos de una hora tienes un plato digno de restaurante, con ingredientes sencillos y una preparación sin complicaciones. Y lo mejor es que admite muchas variaciones: puedes cambiar el tipo de pasta, añadir champiñones, espinacas o incluso trocitos de bacon si quieres un toque más ahumado.
El resultado es una pasta cremosa, con un sabor equilibrado entre lo suave del queso y lo sabroso del pollo. Cada bocado es una mezcla de texturas, desde la suavidad del queso hasta la firmeza de la pasta y la jugosidad de la carne. Es uno de esos platos que te hacen cerrar los ojos al probarlo, porque realmente reconforta.
Además, es una receta muy completa nutricionalmente. Contiene proteínas de calidad, hidratos de carbono complejos y grasas saludables si usas aceite de oliva y queso light. Esto la convierte en una excelente opción tanto para una comida principal como para una cena equilibrada.
Un truco para mejorar aún más la salsa es calentar primero la leche antes de mezclarla con el queso crema. De esta manera se integran mejor y se evita que se formen grumos. También puedes añadir una pizca de nuez moscada o pimienta blanca para realzar el sabor. Si te gusta el picante, unas gotas de salsa tabasco o un poco de guindilla le darán un toque diferente.
El vino blanco es otro detalle que marca la diferencia. Al reducirse durante la cocción, aporta un sabor profundo y un aroma sofisticado que contrasta muy bien con la cremosidad del queso. No te preocupes por el alcohol, ya que se evapora completamente y solo deja ese matiz delicioso que mejora todo el conjunto.
Una vez lista la salsa, solo tienes que incorporar la pasta y mezclarla bien para que se impregne de todo el sabor. Es importante hacerlo mientras aún está caliente, ya que así el queso se funde del todo y se consigue una textura sedosa. Si ves que está demasiado espesa, puedes añadir una cucharada del agua de cocción de la pasta hasta alcanzar el punto perfecto.
Servirla inmediatamente es fundamental: una buena pasta se disfruta recién hecha, con el queso aún cremoso y el aroma del ajo y la cebolla flotando en el aire. Puedes decorar con un poco de queso rallado extra o con unas hojas de perejil o albahaca para darle ese toque visual que la hace aún más apetecible.
Esta pasta con pollo y salsa de queso tiene esa magia de las recetas simples que siempre triunfan. No requiere experiencia ni técnica complicada, solo ganas de cocinar y disfrutar. Es una de esas combinaciones clásicas que nunca pasan de moda, y cada vez que la prepares te recordará por qué la cocina casera es tan especial.
Otro aspecto que hace de esta receta una de las favoritas es su versatilidad. Puedes prepararla con pasta integral o sin gluten, según tus necesidades, y ajustar las cantidades de queso o leche si prefieres un resultado más ligero. Incluso puedes usar restos de pollo cocido de otra receta, aprovechando al máximo lo que tengas en la nevera.
El aroma que se desprende mientras se cocina es irresistible: la mezcla del ajo dorado, el vino blanco y el queso derritiéndose crea una fragancia que llena la cocina y abre el apetito al instante. No hace falta complicarse con ingredientes difíciles de encontrar, lo importante es la combinación de sabores y la calidad de los básicos.
Si eres amante de las recetas cremosas pero te preocupa el exceso de grasa, esta es una excelente opción. El queso crema light y la leche hacen que la salsa sea mucho más ligera que otras versiones tradicionales con nata, pero igual de sabrosa. Así puedes disfrutar de un plato indulgente sin renunciar a una alimentación equilibrada.
Una idea genial si te sobra algo de pasta es transformarla en una receta distinta al día siguiente. Por ejemplo, puedes gratinarla con un poco de queso rallado y pan rallado por encima, y obtendrás una especie de lasaña o “pasta al horno” con un sabor espectacular. También puedes servirla fría como ensalada de pasta, añadiendo tomates cherry, hojas de rúcula y un chorrito de aceite de oliva.
Otra variación deliciosa consiste en incorporar verduras salteadas, como calabacín, espinacas o pimientos, para hacerla aún más colorida y nutritiva. El contraste de los vegetales frescos con la salsa de queso es una combinación ganadora que nunca decepciona.
Y si eres de los que disfrutan con un toque extra de sabor, prueba a usar una mezcla de quesos: cheddar, parmesano y mozzarella. Cada uno aporta una textura y matiz distinto, consiguiendo una salsa aún más rica y con un punto de gratinado irresistible.
Esta receta, además de deliciosa, representa lo que más nos gusta de Cocina Joven: platos sencillos, con ingredientes cotidianos, pero llenos de sabor y con un toque especial. Porque cocinar bien no tiene por qué ser complicado; solo hace falta un poco de cariño y ganas de disfrutar del proceso.
¿Listo para probarla? 👇Todas las recetas incluyen su información nutricional al final, para que disfrutes conociendo lo que comes.
INGREDIENTES:
· 400g de pasta (en este caso spaghetti)
· 4 filetes de pechuga de pollo
· Aceite de oliva
· Vino blanco
· 1 cebolla blanca
· 1/2 cebolleta
· 2 dientes de ajo
· Cebollino (opcional)
· Sal y pimienta
· 4 cucharadas de queso crema light
· 250ml de leche
· Queso rallado
ELABORACIÓN:
1- Empezamos embadurnando los filetes con el aceite y los salpimentamos para pasarlos a una sartén caliente y dorarlos por ambas partes, retiramos a una bandeja de horno y dejamos reposar.
2- En la misma sartén que hemos hecho las pechugas echamos un chorrito del vino blanco acompañado de la cebolla, la media cebolleta, los dientes de ajo y parte del cebollino.
3- Ponemos al fuego una olla con agua, cuando empiece a hervir le echamos la pasta y la dejamos en cocción el tiempo que diga en el envase, también agregamos abundante sal. A su vez ponemos el horno a precalentar a unos 200º con calor arriba i abajo.
4- Una vez están las verduras bien doradas añadimos el queso crema junto a la leche y agregamos sal y pimienta al gusto. Añadiremos unas 3 cucharadas del agua de cocción para una mayor cremosidad y esparcimos por encima de las pechugas 2 cucharadas de nuestra salsa añadiéndoles el queso por encima y metiendo la bandeja en el horno y esperando unos minutos a que el queso quede gratinado.
5- Cuando ya tenemos nuestra pasta cocida la vertemos en la sartén con su salsa y removemos para que la pasta quede impregnada de ella.
6- EMPLATADO: En un plato hondo ponemos la pasta, la pechuga a un lado y por encima le echamos cebollino si queremos. Ya podemos disfrutar de nuestra:
INFORMACIÓN NUTRICIONAL:
Por 100g
Calorías: 188 kcal
Proteínas: 12 g
Carbohidratos: 19 g
Grasas: 4.6 g







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