Pasta con Salsa de Tomate Italiana
- Rubén Ortiz
- 4 nov
- 6 Min. de lectura
Tiempo de elaboración: 25min
Dificultad: Fácil
4 personas

En el corazón de Italia, entre colinas verdes, viñedos y pueblos donde el tiempo parece haberse detenido, la Pasta con Salsa de Tomate Italiana no es solo un plato: es una expresión de identidad, una herencia cultural transmitida de generación en generación. En muchas cocinas italianas, el aroma del tomate cocido lentamente con ajo, aceite y albahaca fresca marca el inicio de una comida familiar, de esas que no se
miden en minutos, sino en momentos
compartidos alrededor de la mesa.
Esta receta nace de esa tradición, de la búsqueda por recrear en casa un sabor auténtico, cálido y lleno de carácter. La Salsa de Tomate Italiana Casera, que ya habrás preparado siguiendo la receta anterior en este mismo blog, es el alma de este plato. Esa salsa espesa, ligeramente dulce, con un toque ácido y el perfume inconfundible de la albahaca recién cortada, se convierte en el hilo conductor que une la pasta, la carne y los aromas de nuestra cocina.
La pasta italiana es un símbolo de sencillez llevada a la perfección. Solo hace falta agua, harina y paciencia, pero cuando se combina con una salsa casera, el resultado trasciende lo cotidiano. No se trata solo de comer, sino de disfrutar de cada textura, de cada aroma que se eleva del plato caliente. Este tipo de preparación recuerda que las cosas simples, cuando se hacen con mimo, pueden tener un sabor extraordinario.
En esta receta, hemos elegido el rigatoni, una pasta corta con ranuras que atrapan la salsa, permitiendo que cada bocado tenga una mezcla equilibrada de sabor y jugosidad. Pero podrías usar penne, fusilli o espaguetis, según tu preferencia. Lo importante no es la forma, sino la experiencia: esa sensación de la pasta al dente mezclada con el toque casero del tomate, el perfume de la cebolla dorada y la textura de la carne picada que se funde suavemente con la salsa.
La carne, en este caso, aporta profundidad y cuerpo al plato. Su dorado en la sartén, junto con un poco de pimienta negra, sal y albahaca en polvo, crea una base sabrosa que se combina con la suavidad natural del tomate. En la cocina italiana, la carne picada se utiliza con moderación: no debe dominar, sino complementar. Es ese equilibrio entre ingredientes lo que define la elegancia de una buena pasta.
A lo largo de la preparación, cada paso tiene su razón. Hervir la pasta con abundante sal, por ejemplo, no es un capricho, sino una técnica esencial para realzar su sabor natural. Añadir luego una pequeña cantidad del agua de cocción a la salsa es un secreto clásico de las nonnas italianas: ese almidón ayuda a que la salsa se adhiera mejor, creando una textura cremosa y uniforme.
El momento del emplatado también tiene su arte. No se trata de volcar la pasta sin más, sino de formar una ligera “montañita” que conserve el calor, que muestre las vetas del rigatoni cubiertas de salsa brillante y que deje entrever las hojas de albahaca fresca que coronan la preparación. Esa mezcla entre lo visual y lo aromático convierte el plato en una pequeña obra de arte comestible.
Lo que diferencia a una pasta corriente de una pasta verdaderamente italiana está en los detalles: en la calidad del aceite de oliva virgen extra, en el punto de cocción, en la paciencia para dejar que la salsa reduzca lentamente hasta concentrar todo su sabor. Esos minutos de espera, cuando el aroma del tomate se mezcla con el de la carne y la cebolla dorada, son parte del ritual. Cocinar pasta es, al final, un acto de amor por la comida y por quien la va a disfrutar.
En este blog, Cocina Joven, nos gusta rescatar esas preparaciones que combinan la sencillez de lo cotidiano con el alma de la tradición. Porque una receta no tiene por qué ser compleja para ser especial: lo importante es que transmita algo. Y esta Pasta con Salsa de Tomate Italiana lo consigue con creces. Cada ingrediente tiene un propósito, y juntos cuentan una historia: la del Mediterráneo, la del fuego lento, la del sabor genuino.
La Salsa de Tomate Italiana Casera que ya preparaste es el corazón que da vida a este plato. Su textura suave, su equilibrio entre dulzor y acidez y ese toque de vino blanco que intensifica los matices del tomate la convierten en una base perfecta. Es una salsa que no solo sirve para acompañar pasta, sino que puede convertirse en un comodín para infinidad de platos mediterráneos. Pero en esta receta, adquiere su máxima expresión, abrazando la pasta y la carne con una armonía deliciosa.
Además, hay algo mágico en la combinación del tomate con la albahaca. Es un binomio tan simple como universal, pero cuando ambos ingredientes son frescos y se integran bien, el resultado es algo que trasciende la técnica: es puro instinto culinario. Italia entera cabe en ese aroma: desde Nápoles hasta Roma, desde una trattoria familiar hasta una cocina moderna, este plato es el reflejo de siglos de amor por la gastronomía.
Y aunque esta versión incluye carne picada para dar más cuerpo y sabor, podrías adaptarla fácilmente a una versión vegetariana, utilizando berenjena, calabacín o setas salteadas. Lo importante es mantener la esencia: la textura al dente, la salsa bien reducida y la presencia inconfundible del tomate y la albahaca.
Otra clave de esta receta es el aceite. El aceite de oliva virgen extra no es solo un ingrediente más, es un conductor de sabor. Aporta brillo, aroma y suavidad, y realza todos los matices del plato. Un buen chorro de aceite al final, justo antes de servir, puede marcar la diferencia entre una pasta buena y una excepcional.
Al servir, puedes añadir un toque extra de pimienta negra recién molida o unas escamas de sal marina para potenciar los contrastes. Si te gusta el toque rústico, incluso podrías espolvorear un poco de queso rallado, aunque la versión más tradicional italiana, cuando la salsa es de tomate puro, suele servirse sin queso para dejar que su sabor brille por sí solo.
Lo maravilloso de esta receta es que no exige ingredientes imposibles ni técnicas complicadas. Solo requiere atención, cariño y respeto por el proceso. En unos 25 minutos puedes tener sobre la mesa un plato digno de cualquier trattoria, capaz de transportar a cualquiera a un pequeño pueblo italiano con un solo bocado.
Y es que en la simplicidad está la perfección. La Pasta con Salsa de Tomate Italiana es, probablemente, una de las recetas más humildes y al mismo tiempo más icónicas de toda la gastronomía europea. Es un plato que nos recuerda que cocinar no es cuestión de cantidad, sino de intención. Cada cucharada de salsa, cada hebra de albahaca, cada gota de aceite hablan del cuidado que le ponemos a lo que comemos.
Cuando la prepares, tómate un momento para disfrutar del proceso: el burbujeo suave de la salsa, el olor del ajo dorado, la textura firme de la pasta al morderla. Porque al final, ese es el verdadero placer de la cocina: vivir el momento y saborear el resultado.
Ya sea que la prepares para una comida en familia, una cena entre amigos o simplemente para darte un gusto entre semana, este plato nunca falla. Su equilibrio de sabores, su aroma y su calidez lo convierten en una experiencia reconfortante que siempre deja ganas de repetir.
En definitiva, esta receta no busca reinventar nada: busca recordarte por qué la cocina italiana es tan amada en todo el mundo. Porque con ingredientes básicos y un poco de amor, puedes crear algo que emociona, algo que reconecta con la esencia del buen comer.
¿Listo para probarla? 👇 Todas las recetas incluyen su información nutricional al final, para que disfrutes conociendo lo que comes.
INGREDIENTES:
· 360g de pasta (en este caso Rigatoni)
· 200g de carne picada
· 1 cebolla
· Hojas de albahaca fresca y en polvo
· Agua
· Aceite
· Sal y Pimienta
ELABORACIÓN:
*Para esta receta tendrás que tener previamente hecha la Salsa de Tomate Italiana Casera que puedes encontrar en este mismo blog.
1- Empieza poniendo una olla a fuego alto con agua, una vez empiece a hervir echas abundante sal y añades la pasta, dejándola cocer el tiempo que indique el fabricante.
2- Mientras, en una sartén a fuego medio con un poco de aceite pones la carne picada con sal, pimienta y albahaca en polvo, y la vas moviendo hasta que se dore.
3- Ahora picas la cebolla en brunoise (trozos pequeños), y la echas junto con la carne picada, moviéndolo todo hasta que adquiera un tono dorado también.
4- Una vez cocida la pasta es momento de echar 1/2 cucharón del agua de cocción en la sartén en la que está la carne y la cebolla. Luego echas también la pasta cocida junto con la Salsa de Tomate Italiana Casera. Lo mueves todo y lo dejas unos 5min a fuego medio-alto hasta que gran parte del agua se evapore.
5- EMPLATADO: Sirves la ración en el plato intentando formar una especie de "montañita" y acabas poniendo un par de hojas de albahaca fresca encima para aportar más aroma y un toque más estético. Ya podemos disfrutar de nuestra:
INFORMACIÓN NUTRICIONAL:
Por 100g
Calorías: 145 kcal
Proteínas: 6,1 g
Grasas: 5,2 g
Carbohidratos: 17,2 g





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