Salsa de Espinacas y Queso
- Rubén Ortiz
- 11 sept
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 10 oct
Tiempo de elaboración: 15min
Dificultad: Media
6 raciones

La salsa de espinacas y queso es una de esas recetas que demuestra que lo simple puede ser espectacular. No hace falta complicarse para disfrutar de algo cremoso, sabroso y lleno de color. En apenas unos minutos, puedes preparar una salsa suave, con un sabor equilibrado entre lo salado del queso y lo fresco de las espinacas, perfecta para acompañar desde una pasta hasta un trozo de pollo o unas verduras al vapor. Lo mejor es que es saludable, rápida y muy versátil, ideal para esos días en los que no tienes mucho tiempo pero sí ganas de comer bien.
Las espinacas siempre han tenido fama de ser un “superalimento”, y no es para menos. Son ricas en hierro, calcio, magnesio y fibra, y combinarlas con queso convierte esta receta en una fuente deliciosa de proteína y energía. En Cocina Joven, esta salsa representa exactamente lo que buscamos: recetas caseras, sabrosas y equilibradas, que puedes preparar en poco tiempo y disfrutar sin remordimientos.
Lo bonito de esta salsa es que cada quien puede adaptarla a su gusto. Hay quienes prefieren una versión más cremosa, con queso crema o mozzarella, mientras que otros optan por algo más intenso con parmesano o gorgonzola. Incluso puedes hacerla más ligera sustituyendo parte del queso por yogur griego natural, manteniendo la textura cremosa pero con menos grasa. Esa libertad es lo que hace que esta receta sea tan popular: no hay una sola forma de prepararla, sino muchas maneras de disfrutarla.
La textura es una de las claves. Si las espinacas se cocinan demasiado, pierden su color y parte de su sabor. Por eso lo ideal es saltearlas ligeramente antes de mezclarlas con los demás ingredientes. Ese paso mantiene el verde intenso y da un toque más fresco. Luego, al unirlas con el queso fundido, se crea una crema espesa que parece sacada de un restaurante, pero que tú puedes hacer en casa en menos de 15 minutos.
Una de las mejores cosas de esta salsa casera de espinacas es su versatilidad. Puedes usarla como base para pasta, como acompañamiento para carnes o pescados, o incluso como dip saludable para untar con pan o bastones de zanahoria. Queda espectacular con pollo a la plancha, filetes de salmón, o unos gnocchis de patata. Si la sirves caliente, el queso se mantiene fundido y cubre los ingredientes con una capa cremosa irresistible. Si la sirves fría, tiene una textura más espesa, perfecta para usar como untable en tostadas o wraps.
Y no solo es deliciosa: también es una forma genial de añadir más verduras a tu dieta sin darte cuenta. A veces cuesta comer espinacas solas, pero cuando las integras en una salsa tan rica, pasan a ser protagonistas sin esfuerzo. Además, puedes usar espinacas frescas o congeladas, lo que la hace práctica en cualquier época del año. Si usas congeladas, solo asegúrate de escurrir bien el exceso de agua antes de triturarlas, para que la salsa quede espesa y no se agüe.
Esta receta tiene un toque especial de historia. Las salsas de verduras con queso nacieron en la cocina italiana y francesa, donde eran habituales en platos de pasta y carnes. Con el tiempo, estas preparaciones se adaptaron a versiones más ligeras, ideales para la cocina moderna. En lugar de usar nata o mantequilla, hoy se emplean ingredientes como el yogur griego, la leche evaporada o incluso bebidas vegetales, logrando una salsa igual de cremosa pero mucho más ligera. Es un ejemplo perfecto de cómo la cocina evoluciona para seguir siendo deliciosa, pero más saludable.
Un truco que pocos conocen es añadir un toque de nuez moscada o ajo asado. Ese pequeño detalle transforma la salsa por completo, dándole un aroma más profundo y un sabor más cálido.
Si quieres una versión con un punto de acidez, unas gotas de limón o vinagre de manzana realzan el verde de las espinacas y equilibran la grasa del queso. Y si te apetece innovar, puedes probar a añadir un puñado de nueces trituradas o almendras tostadas para dar textura y un sabor diferente.
En cuanto al queso, tienes muchas opciones. Si buscas un sabor más suave, el queso crema o el ricotta son perfectos. Si prefieres algo más potente, el parmesano o el azul darán ese toque salado irresistible. Incluso puedes combinar dos tipos de queso para jugar con las texturas. A mí me gusta usar queso crema con un poco de parmesano rallado, porque consigue ese equilibrio entre lo suave y lo sabroso.
Otra gran ventaja es que esta salsa fit de espinacas y queso se conserva muy bien. Puedes guardarla en la nevera hasta tres días en un recipiente cerrado, y al recalentarla solo necesitas un chorrito de leche o agua para recuperar la textura cremosa. También se puede congelar perfectamente, algo ideal si te gusta cocinar por adelantado o tener salsas listas para la semana. Preparar un poco de más nunca está de más cuando el resultado es tan bueno.
Visualmente, esta salsa es una joya. Su color verde vibrante llama la atención al instante. Si la sirves sobre pasta integral, arroz blanco o incluso unas patatas asadas, el contraste es precioso. Y si encima la terminas con un poco de queso rallado por encima, se derrite ligeramente y crea un efecto apetitoso imposible de ignorar. Ese tipo de detalles marcan la diferencia cuando compartes tus recetas en redes o las preparas para alguien más.
En cuanto a su valor nutricional, esta salsa tiene un excelente balance. Las espinacas aportan fibra y micronutrientes, mientras que el queso añade proteínas y calcio. Si eliges versiones light o equilibradas, consigues una receta con buena densidad nutricional y sin exceso de grasa. Y como siempre, al final de la receta encontrarás toda la información nutricional detallada —una de las señas de identidad de Cocina Joven, para que sepas exactamente lo que estás comiendo.
Si te gusta experimentar, prueba estas variaciones:
Con champiñones salteados, para un toque más terroso.
Con pimiento asado, para un sabor más dulce.
Con yogur griego y limón, para una versión más ligera y fresca.
O incluso con aguacate triturado, si quieres una textura aún más cremosa y grasas saludables.
Cada versión tiene su encanto, y lo mejor es que todas se preparan igual de rápido. En menos de 15 minutos puedes tener una salsa de restaurante, hecha en casa, con ingredientes naturales y sin complicaciones.
Lo bonito de cocinar es que cada plato puede reflejar un poco de tu estilo, y esta receta lo permite totalmente. Puedes ajustarla a tu gusto, usar los ingredientes que tengas y disfrutar del proceso. No hay reglas estrictas: solo ganas de comer rico y cuidar de ti mismo al mismo tiempo.
La salsa de espinacas y queso no es solo una receta, es una idea que se adapta a cualquier momento: una cena rápida, una comida especial o un acompañamiento diferente para tus platos favoritos. Es cremosa, ligera, con sabor a hogar y lista en pocos minutos. Todo lo que representa Cocina Joven: comida casera, saludable y con mucho sabor.
¿Listo para probarla? 👇Todas las recetas incluyen su información nutricional al final, para que disfrutes conociendo lo que comes.
INGREDIENTES:
· 200g de espinacas
· 70g de queso parmesano
· 200ml de nata para cocinar
· 1/2 cebolla
· 1 diente de ajo
· Nuez moscada
· Aceite
· Sal y Pimienta
ELABORACIÓN:
1- Empezamos picando la cebolla y el ajo y los salteamos bien a fuego medio-alto en la sartén con un chorrito de aceite.
2- Una vez estén dorados añadiremos las espinacas y esperaremos unos 5min a que suelten el agua.
3- Ahora toca bajar el fuego al medio echamos la nata, el queso, una pizca de nuez moscada y sal y pimienta la gusto. Removemos unos 10 min hasta que los sabores se integren bien.
4- Para finalizar pasamos la mezcla a un vaso batidor y la trituramos unos segundos hasta que nos quede una salsa homogénea y con un verde irresistible. Ya podemos disfrutar de nuestra:
INFORMACIÓN NUTRICIONAL:
Por 100g
Calorías: 153 kcal
Proteínas: 6.4 g
Carbohidratos: 4.1 g
Grasas: 12.3 g
VIDEO RECETA:
Instagram: https://www.instagram.com/p/DOgaYeYjSqd/







A pesar de no gustarme las espinacas, como sala muy buena